Además de encuadrar de una manera inesperada la relación de una colectividad representada en el espacio público con las vidas privadas de quienes las compone, me gusta la manera en que los tuvos colgados se van moviendo con los roces de quienes pisan la instalación, como si los recuerdos fortuitos que se recogieron en el centro se bambolearan y se convirtieran en reverberaciones de quienes caminamos morbosos por los cementerios de olvidos. Y dentro de la marea de cositas que componen el proyecto me parecen especialmente deliciosa la parafernalia púber de cartitas, secretitos y demás objetos emblema de la adolescencia y sus enormes problemitas qu eincluye en sus cilindros, reflejo de una peculiar propiedad del espacio público de convertirse a veces en la mejor salida posible de los secretillos privados de las personas.
El Jarrón Roto
@ Casa Vecina,
Regina 48, Centro HIstórico
Hasta el 6 de Junio