7 de noviembre de 2007

Casa DF

Ya bien entraditos los dos mil es necesario comenzar a aceptar que para la Ciudad de México el nuevo milenio ha sido definitivamente encoolerante. Ahora puedes hablar de Freud y vestirte con tenis de dos mil pesos sin temer la inminencia de sentir una pedrada lanzada por coyoacanenses morraleros. De repente hay más Satelucos en la Condesa que en Plaza, la bicicleta comienza a ser un símbolo más cercano a lo alternativo que a los tamales oaxaqueños, y hasta un burócrata puede comenzar a escribir sobre mamadas del buen vivir. Para nadie es un secreto que la Ciudad de México esté enferma de hipstericia.


¿Han hablado de los eslabonamientos económicos? Déjenme les doy un ejemplo. Había una vez una ciudad donde la gente, cansada de dividir su dieta entre tacos, Tony Roma's y Champs Elysés, decidió que querían comer en un lugar como esos tan relajados a los que iban cuando visitaban París, así que en un arrebato emprendedor pusieron a la Gloria. Después no tenían dónde bailar y pusieron el Rioma. Más tarde, como los pobres no tenían nada qué ponerse, abrieron Kulte, y como su música era todavía demasiado parecida a la de MTV, decidieron producir a Los Dynamite. De repente se dieron cuenta de que sus muros estaban algo vacíos y empezaron a organizar MACO.Todo iba okei hasta que de repente se dieron cuenta de no había NINGÚN objeto en sus salas wallpaper*escas que dejaran ver cuánto querían a su Mexiquito sin dejar de mostrar con cuánta facilidad podían escapar de él. El mundo era enfermo y aburrido, hasta que hace muy poco el hipstérico mundo de la Ciudad de México fue iluminado por Casa DF.

El proyecto es un temerario experimento que va mucho más allá de los amateurísimos intentos de de DIME y otros colectivos por reconciliar al arte popular mexicano con el diseño contemporáneo, partiendo de un "manifiesto" charolastra de gustos que les ha permitod una brújula de acción de gran solidez conceptual:

(
1) México
(2) Mitos y magia
(3) "cosas bonitas"
(4) Cosas grandes
(5) Cosas brillantes
(6) Animales y flores
(7) Trabajo con artesanos, artistas y amigos y
(8) La ausencia de minimalismo (Ojo: que no presencia de maximalismo)

Esta exposición de motivos hace clara lo que realmente diferencia a Casa DF de otras experiencias de diseño "mexicano": comenzar a diseñar a partir de la experimentación, reinvención y desarrollo de técnicas de producción con un verdadero arraigo en la producción artesanal de México -lo que huelga decir, ha sido el camino obligado de transición de la artesanía al diseño en cualquier país que se precie de tener una verdadera scuela en artes decorativas-.
De esta manera, las colecciones de DF Casa muestran juguetones objetos de carismáticos colores, una utilización extensiva del vidrio y un coqueteo permanente con con el mexicanísimo triángulo amoroso de reciclamiento-decoración-inutilidad a través de una sensibilidad estética coherente, particular y mexicana no por fachada sino por nacimiento. Mis favoritos son los ceniceros superplanos (superflat), con un sencillo pero poderoso diseño geométrico, y la series de objetos de cristal "pollito", que no necesitan demasiada explicación.
DF Casa tiene ya recorrido algún caminito, y sus creadores -ninguno de los cuales, por cierto, es mexicano- parecen tener no pocos contactos internacionales para orientar de una manera bastante explícita la ausencia de minimalismo en los precios de sus productos más al extranjero que a su país muso inspirador....Tal vez opinaran que a pear de nuestra hipstericia vertiginosa todavía seamos demasiado mexicanos para comprar mexicano.

Tony Moxham y Mauricio Paniagua
DFCASA

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