Ya bien entraditos los dos mil es necesario comenzar a aceptar que para la Ciudad de México el nuevo milenio ha sido definitivamente encoolerante. Ahora puedes hablar de Freud y vestirte con tenis de dos mil pesos sin temer la inminencia de sentir una pedrada lanzada por coyoacanenses morraleros. De repente hay más Satelucos en la Condesa que en Plaza, la bicicleta comienza a ser un símbolo más cercano a lo alternativo que a los tamales oaxaqueños, y hasta un burócrata puede comenzar a escribir sobre mamadas del buen vivir. Para nadie es un secreto que la Ciudad de México esté enferma de hipstericia.

El proyecto es un temerario experimento que va mucho más allá de los amateurísimos intentos de de DIME y otros colectivos por reconciliar al arte popular mexicano con el diseño contemporáneo, partiendo de un "manifiesto" charolastra de gustos que les ha permitod una brújula de acción de gran solidez conceptual:
(1) México
(2) Mitos y magia
(3) "cosas bonitas"
(4) Cosas grandes
(5) Cosas brillantes
(6) Animales y flores
(7) Trabajo con artesanos, artistas y amigos y
(8) La ausencia de minimalismo (Ojo: que no presencia de maximalismo)
(1) México
(2) Mitos y magia
(3) "cosas bonitas"
(4) Cosas grandes
(5) Cosas brillantes
(6) Animales y flores
(7) Trabajo con artesanos, artistas y amigos y
(8) La ausencia de minimalismo (Ojo: que no presencia de maximalismo)

De esta manera, las colecciones de DF Casa muestran juguetones objetos de carismáticos colores, una utilización extensiva del vidrio y un coqueteo permanente con con el mexicanísimo triángulo amoroso de reciclamiento-decoración-inutilidad a través de una sensibilidad estética coherente, particular y mexicana no por fachada sino por nacimiento. Mis favoritos son los ceniceros superplanos (superflat), con un sencillo pero poderoso diseño geométrico, y la series de objetos de cristal "pollito", que no necesitan demasiada explicación.
DF Casa tiene ya recorrido algún caminito, y sus creadores -ninguno de los cuales, por cierto, es mexicano- parecen tener no pocos contactos internacionales para orientar de una manera bastante explícita la ausencia de minimalismo en los precios de sus productos más al extranjero que a su país muso inspirador....Tal vez opinaran que a pear de nuestra hipstericia vertiginosa todavía seamos demasiado mexicanos para comprar mexicano.
Tony Moxham y Mauricio Paniagua
DFCASA
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