
A la Ciudad de México le pasa con la calle lo que al elefante con el ratón. Pero sólo hay que darle a las banquetas una oportunidad para saber que hay más verdad en el coco que en las historias de terror mamadas desde niños por quienes siempre se han transportado en la asepsia del coche desde todos los orígenes y hacia todos los destinos. Con la calle sucede lo mismo que con los tacos al pastor: quien vive esterlizado no tiene anticuerpos necesarios para disfrutarlos, y mucho menos para comprender que a París y Nueva York no las hizo ni LV ni Tiffany sino la gente que va construyendo SU ciudad al caminar EN ellas.
Habitantes incómodos berrea y patalea para meterle a la gente la idea de que las calles pueden ser espacios interesantes, y sobre todo, cómplices y partícipes de un diálogo social que sigue mudo en nuestra ciudad. Las instalaciones de la muestra se interrelacionan, a decir de sus organizadores, en la incomodidad diaria a la que cada chilango es

Individualmente la muestra cosas muy interesantes. Metros Lineales (Georgina Bringas), convierte una serie de cuerdas azules en metáfora del agua en un estanque seco. Pero mi favorita sin duda es Final Fantasy (Maurycy Gamulicki), que mas allá del chorito legitimador oficial de su ficha (pues asi es el arte conceptual, ¿no? difuso y variable) me parece una obra de arte óptico increíble, con sus espejos descomponiendo en todo el momento el horizonte , permitiendo una imagen bidimensional pixelosa, y a la vez panóptica, pues la orientación de algunos de los espejos permite observar lo que pasa hacia varios ángulos que no son precisamente los que uno está viendo de frente.
Tal vez lo único chafón de la muestra es que se hizo en....... ¡adiviná dónde! en la Colonia Condesa. Qué flojera. Habiendo tantos espacios interesantes por ahí....Al parecer, la gente creativita ha desarrollado su propia versión de Doctrina Monroe: La Condesa para los Condechi.