Después de mi disonante experiencia con la guía de París , decidí volver a lanzar los dados y comprar la guía de la Ciudad de México, pensando que tal vez lo que me había encontrado antes reflejaba más el carácter particularmente acidito de la capital francesa y menos con la política editorial de las guías.
Si la guía de Páris keeps it cool y esconde con sarcamos de french poodle su admiración por ciertos lugares ciertamente atractivos, el de la de la Ciudad de México juega un estilo mucho más franco -que no francés- y humilde. El Archi-Tour chilango es la parte más sólida del librito. Las demás secciones hacen lo que pueden por sacarlas más correas de tan poco cuero y acaban soltando vivas y hurras a lugares y artículos francamente sosos, con un carisma lunar obtenido sólo por el reflejo de ese morbo kitsch que ha venido plagando la idea de compras en México para cualquier extranjero no-zapatista. Supongo que no hay nadie a quien culpar por este resultado. La Ciudad de México ha estado poco y erráticamente en la lista de ciudades exotihipsters, y apenas comienza a ser puesta en la mira -y todavía a muchos ojos de distancia- de Sao Paulo, Rio o Buenos Aires.
Despues de dos guías leídas, una jugando de local y otra como infatuado permanente, mi dictamen sobre las guias Wallpaper/Phaidon arroja lo siguiente: son una serie bastante buena y somera de referencias para globalizados diletantes, especialmente para aquellos que son sajones de Clarkenwell y Portobello que se ponen shorts y mochilas cada vez que hace mas de diez grados en el lugar donde se encuentren.
¿O pensaban que había otra clase de Globalizados?
Qué tiernos.