Hace un par de semanas finalmente fue revelado el secreto a voces gestado desde de la fugaz gira promocional que Rem Koolhaas hizo de sí mismo en la Ciudad de México hace unas cuantas semanas: la presentación al público, con bombo, platillo y parcial bendición gubernamental del primer proyecto de la OMA en México, bautizada en un arrebato de sapiencia mediatica como Torre Bicentenario.
Rem Koolhas sólo vino, vio y se fue, dejándole al Grupo Danhos -su socio nativo- el encarguito de defender al proyecto, por un lado, de las hordas de vecinos de las Lomas histerizados por la intromision de la ciudad en su bastion suburgues, y por el otro, de conservacionistas escandalizados por la eventual demolición del encantador Auto Servicio Lomas de Vladimir Kaspé. Y en la misma esquina, secundando a RK-Danhos en esta especie de relevos australianos, un gobierno local travestido a la derecha que sin un ápice de respeto por el patrimonio arquitectónico de la ciudad ha expresado un apoyo totalmente ciego a la construcción de la torre con tal de lograr el negociazo político de montarse en su realización para presentarse como el patrocinador oficial de las deslucidas fiestas del bicentenario sin gastarse un sólo centavo. Tristemente, gracias a la pichicateria y mediocridad de todos los niveles de gobierno, seguramente el privadísimo proyecto de la Torre Bicentenario acabará siendo lo mas rescatable del cumpleaños número doscientos de supervivencia de México.
Los diseñadores de la torre no se han cansado de vender a la torre como un proyecto con pregonado más propiedades sanatorias que el mismísimo Broncolín: ser una herramienta dinamizadora del rescate y utilización del Bosque de Chapultepec, articuladora de dos distritos desconectados, blabla. Y hay mas: para la banda mexicocentrica vino dedicada una simpatica declaración de Koolhaas -el apóstol de la descontextualización arquitectónica- de haberse "inspirado" para la realización del diseño en las pirámides de Chichén Itzá, -¿o era teotihuacán, edzná...? Sin embargo, nomás hay que rascarle un poquito a las cosas para saber que toda esta marketería cultural es más bien chafona. Cualquier persona familiarizada con la zona sabrá que se encuentra cerca -ni siquiera colindante- de una zona ociosa de Chapultepec sin ningún futuro como zona de utilización para un parque popular en donde los flujos de personas simplemente no se pueden reorientar hacia una zona residencial, y en donde una verdadera interconexión entre Las Lomas y Polanco requeriría mucho más que un puentecito (la participacion del GDF en la construccion de un verdadero espacio articulador seria una gran solución, pero creo que el Distrito Federal es más bien un socio prángana medio gorrón). Y una vez más, el proyecto sigue desarrollando la muy chilanga idea de una densificacion lineal volcada totalmente hacia Reforma, en vez de reconcebirse una zona como verdadero distrito central de negocios, con los correspondientes beneficios en utilización de infraestructura instalada, vida pública, acumulación de conglomeraciones de gremios especializados, y -ojo, que esto nos conviene a todos- ahorros en tiempos de traslado.
Okei. Las Circunstancias de la torre no son las mejores, pero hay algo en su Yo interno que es ciertamente atrayente, como el simbólico uso p[ublico de los pisos localizados en la intersección de las dos estructuras piramidales que la forman, y la supuesta ubicación de la altitud de dicha intersección en la altura "presente" de las torres circundantes. Pero la cereza del pastel me parece el desarrollo de una volumetría doble: al exterior, con una poderosa desfragmentación, y al interior, dominada por una especia de atrio interno que va adaptándose a la función de un especie de mirador, dándole a la torre una forma interna independiente de su cascara y que va conectando los dos ambientes exteriores que la ubican entre el parque y la ciudad. Como en la casa de la música en Oporto, las obras de RK no dejan de tener delciosos detalles volumétricos, y (¿)muy a su pesar(?), contextualizantes.
Mas alla de las palabrerías panaceícas del proyecto y de su desafortunadisimo nombre, la Torre Bicentenario sin duda es un proyecto refrescante para una verticalidad chilanga apoyada todavia en proyectos francamente aburridos y cuyo unico valor se basa, como con los malos amantes, en las supuestas medidas de su tamaño. Por su puesto, falta aclarar a donde irá a parar el ya politizado affaire Kaspe. Lo bueno de trabajar con supuestos descontextualizantes como RK es que el proyecto bien podria migrar a cualquier lugar.... Quien sabe, tal vez Iztapalapa acabe anotándose un gol con alguna bicentenárica torrecita emergiendo de las entrañas de sus grietas.
Rem Koolhas sólo vino, vio y se fue, dejándole al Grupo Danhos -su socio nativo- el encarguito de defender al proyecto, por un lado, de las hordas de vecinos de las Lomas histerizados por la intromision de la ciudad en su bastion suburgues, y por el otro, de conservacionistas escandalizados por la eventual demolición del encantador Auto Servicio Lomas de Vladimir Kaspé. Y en la misma esquina, secundando a RK-Danhos en esta especie de relevos australianos, un gobierno local travestido a la derecha que sin un ápice de respeto por el patrimonio arquitectónico de la ciudad ha expresado un apoyo totalmente ciego a la construcción de la torre con tal de lograr el negociazo político de montarse en su realización para presentarse como el patrocinador oficial de las deslucidas fiestas del bicentenario sin gastarse un sólo centavo. Tristemente, gracias a la pichicateria y mediocridad de todos los niveles de gobierno, seguramente el privadísimo proyecto de la Torre Bicentenario acabará siendo lo mas rescatable del cumpleaños número doscientos de supervivencia de México.
Los diseñadores de la torre no se han cansado de vender a la torre como un proyecto con pregonado más propiedades sanatorias que el mismísimo Broncolín: ser una herramienta dinamizadora del rescate y utilización del Bosque de Chapultepec, articuladora de dos distritos desconectados, blabla. Y hay mas: para la banda mexicocentrica vino dedicada una simpatica declaración de Koolhaas -el apóstol de la descontextualización arquitectónica- de haberse "inspirado" para la realización del diseño en las pirámides de Chichén Itzá, -¿o era teotihuacán, edzná...? Sin embargo, nomás hay que rascarle un poquito a las cosas para saber que toda esta marketería cultural es más bien chafona. Cualquier persona familiarizada con la zona sabrá que se encuentra cerca -ni siquiera colindante- de una zona ociosa de Chapultepec sin ningún futuro como zona de utilización para un parque popular en donde los flujos de personas simplemente no se pueden reorientar hacia una zona residencial, y en donde una verdadera interconexión entre Las Lomas y Polanco requeriría mucho más que un puentecito (la participacion del GDF en la construccion de un verdadero espacio articulador seria una gran solución, pero creo que el Distrito Federal es más bien un socio prángana medio gorrón). Y una vez más, el proyecto sigue desarrollando la muy chilanga idea de una densificacion lineal volcada totalmente hacia Reforma, en vez de reconcebirse una zona como verdadero distrito central de negocios, con los correspondientes beneficios en utilización de infraestructura instalada, vida pública, acumulación de conglomeraciones de gremios especializados, y -ojo, que esto nos conviene a todos- ahorros en tiempos de traslado.
Okei. Las Circunstancias de la torre no son las mejores, pero hay algo en su Yo interno que es ciertamente atrayente, como el simbólico uso p[ublico de los pisos localizados en la intersección de las dos estructuras piramidales que la forman, y la supuesta ubicación de la altitud de dicha intersección en la altura "presente" de las torres circundantes. Pero la cereza del pastel me parece el desarrollo de una volumetría doble: al exterior, con una poderosa desfragmentación, y al interior, dominada por una especia de atrio interno que va adaptándose a la función de un especie de mirador, dándole a la torre una forma interna independiente de su cascara y que va conectando los dos ambientes exteriores que la ubican entre el parque y la ciudad. Como en la casa de la música en Oporto, las obras de RK no dejan de tener delciosos detalles volumétricos, y (¿)muy a su pesar(?), contextualizantes.
Mas alla de las palabrerías panaceícas del proyecto y de su desafortunadisimo nombre, la Torre Bicentenario sin duda es un proyecto refrescante para una verticalidad chilanga apoyada todavia en proyectos francamente aburridos y cuyo unico valor se basa, como con los malos amantes, en las supuestas medidas de su tamaño. Por su puesto, falta aclarar a donde irá a parar el ya politizado affaire Kaspe. Lo bueno de trabajar con supuestos descontextualizantes como RK es que el proyecto bien podria migrar a cualquier lugar.... Quien sabe, tal vez Iztapalapa acabe anotándose un gol con alguna bicentenárica torrecita emergiendo de las entrañas de sus grietas.
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Torre Bicentenario
http://www.oma.eu/
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