30 de abril de 2009

Juventud

Doctor Psiquiatra/Gloria Trevi






In the Morning/Junior Boys






Kim & Jessie/M83






Forever Young/Alphaville. Cover por Youth Group.






Boy from School/Hot Chip

14 de abril de 2009

Martes de Pop en Cabaretito Fusión (1/3)



A las ocho por la noche rozo el final de un martes bajándome del metro en la Glorieta de los Insurgentes. En pleno post-atardecer, el poliéster oficinista comienza a pasar la estafeta a los fiesteros entresemana que preparan su ofensiva diaria por las calles de la encimosa y desclasada Zona Rosa. Camino por el deprimente paso peatonal que me arroja a Génova y a una fila de negocios cuya sucesión conozco al dedillo: Mix Up, KFC, Starbucks, doblando a la derecha una estética, Bershka, Zara, y en la acera izquierda el estoico Bellinghausen, suspirando por el regreso imposible de tiempos mejores. Estoy muy cerca del Cabaretito Fusión.

Benjamín (y hasta la semana pasada) único superviviente del legendario linaje Cabaretito, el Fusión ve pasar el tiempo ninguneado en el oscuro rincón que dibujan Insurgentes, Londres y Niza. El lugar me dice Qué tal con una lesbiana de colección, chaparra, gorda, chamarra de mezclilla y pelo de Sega, mientras alzo los brazos y recibo una desganada inspección buscando ilegalidad en mis bolsillos. Después de la revisión, el Fusión se extiende contundentemente desgarbado: espejos viejos de piso a techo y una especie de barra vacía desde donde se cuelga un anuncio que escupe la promoción sello del antro: Una caguama por cincuenta pesos. Algunos silloncitos salpican el piso de mosaico de tienda Telcel, que se extiende interminablemente aún después de cruzar el pasillo tapizado de papel estrellado que une el recibidor vacío con la pista central del Tito, vestida de nuevo con los mismos mosaicos, espejos y espantosas estructuras tubulares de metal.

Tras el largo coma del Neón y el completo deceso del Safari después del antricidio gay que sufrió la zona rosa el año pasado, el tímido e inseguro Fusión no tuvo de otra más que convertirse de la noche a la mañana en el útimo santuario de los fieles vasallos del feudo cabaretongo. En el pasillo que conduce a la pista, una vitrina como de preparatoria gringa muestra con un orgullo nada disimulado la intimidad del Cabaretito con los personajes más altos del panteón gay televisomexicano. Esta vez le toca ni más ni menos que a Gloria Trevi, fotografiada desde sus origenes de pelo suelto hasta su exilio y resurrección con todo y Freedom Party, organizada con fasto dentro del Cabaretito un año después de su liberación. El retablo pop funciona como recordatorio a todos los aventureros que entran al Fusión: a pesar de la relativa diversificación de las noches de la colonia Juárez, el Cabaretito en su advocación Fusión es antes que nada un refugio del gay zonarrosero, especie ahora en peligro de extinción, violentamente adolescente, amante de Hexa y Los40Principales, cutre, arrojadamente jotao, amante visceral de la iconografía de Televisa y cuyo horario de fiesta se define por el de las líneas del metro.

Un guey pedísimo me confiensa que ha estado tomando desde las seis de la tarde mientras se observa detenidamen te bailar en el espejo. Al abrigo de la marginalidad de una noche de martes, el Cabaretito aprovecha para celebrar a estos valientes resistentes. A la hora en que llego, pantalones a la cadera, pulseras arcoiris y peinados de Dragon Ball Zeta se mueven nerviosos y manteniéndose todavía al margen de una pista sospechosamente vacía, donde pronto se encenderá el show espontáneo más preparado que haya visto.

Cuestión de minutos.

Martes de Pop en Cabaretito Fusión (2/3)

Canciones recalentadas de Ibiza envenenan mis oídos mientras me sumerjo a las entrañas del Tito. Veinte pesos después trago una Indio bien fría y me diluyo en la perezosa fiesta que me rodea. Las luces tiñen la noche con la motivación de un burócrata sindicalizado, y nada me hace pensar que esta noche no será como la de típica fiesta de martes: necia, necia, necia. Nada, hasta que la música desaparece y el Fusión empieza a tomar un aire de avispero. En un parpadeo, la mitad de la audiencia se trepa a la pista y se coloca en posición de baile mirando de frente al resto de la gente que gira las sillas para presenciar el espectáculo que se avecina. En dos minutos, el Tito se ha convertido en el escenario de Siempre en Domingo. Las bocinas empiezan a bombardear música de kermés noventera. Doy un trago largo a mi cerveza, y me siento en una butaca cercana al escenario. Señoras y señores, bienvenidos a la noche de pop del Cabaretito Fusión.

La música tiene sabor de tutsi-pop: Ye, ye, ye, ye. Es hora de aprender a ser más desapasionada. Bajo el cobijo de las Jeans, los que están arriba de la pista van convirtiéndose en monstruos del baile, desde el primer Ball Change hasta el último Twist.Fan Kick, Flip Kick, Jazz Split, Kick. Todos iguales. Pon tus manos otra vez, frente a los míos, ven, y dime que me amas. Las veinte testosteronas bailarinas entran a su segundo Ye, ye, ye, ye crecidos y delirantes. Headroll, Flick, Kiver, Ripple. La segunda canción viene cortesía de OV7. Mírame a los ojos, sobran las palabras. Cuando llega el coro, los más osados lanzan una patada de Karate Kid. El bailarín más veterano, cuarenta años encima y una tiara de listón de rosa coronando su cabeza, seca las gotas de sudor con un kleenex, mientras sigue bailando con el honor y aplomo de un kamikaze minutos antes de estrellarse. Desde los talentos de primera fila hasta el tímido gordito de la última, la pista se mueve en la sintonía de una rutina perfecta calcada de la coreografía primigenia forjada por generaciones y generaciones de cabaretitos.

Thalía gime nasal. En la vida cosechando lo que el día va arrasando. No hay improvisación ni muestras espontáneas de placer o coqueteo. Ensimismados en su ritual, los bailarines parecen no sentir el palcer de la fiesta sino el honor de la veneración, pasnado de ser estilistas y obreros de cuello blanco a héroes de la pista dedicados a la salvación de una estrella pop que nunca aparecerá en el escenario. fieles a morir, es un cuerpo de baile que espera el regreso de Fey como los aztecas el de Quetzalcóatl. El público consume el espectáculo sin entenderlo completamente. Yo también estoy hiptonizado, observando sus cuerpos trágicamente maduros. Superados por la realidad del tiempo, la música que inunda el CF empieza a hacer recordar las memorias de la primera tardeada, de la primera vez que el Lic. González dijo Buga, cuando trató de imitar la miseria visual de las coreografías de los ídolos adolescentes. Los bailarines vuelven a convertirse en fáunulos orgullosos vengando a sus ídolos destruidos. ¿Dónde practicarán, quién decide los pasos de las coreografías? ¿Cuántos videos de Telehit tienen grabados en sus videocaseteras?

Algunos misterios nunca se resolverán. Lo cierto es que mientras Jeans se desintegra y Fey reconoce su edad, los chicos del martes siguen bailando ligeros como en las dulces épocas de Amigas y Rivales, gritando a todo el mundo, orgullosos y desafiantes: no señores, la Generación Cabaretito tampoco se extinguirá el día de hoy.

Hacia las once la música vuelve a cortarse abruptamente. Los chicos se felicitan por el show y vuelve de nuevo la peste house de medio pelo. Mientras camino por la Zona Rosa, sigo extasiado por haber salvado mi noche con música de tardeada.


Noches de Pop
CABARETITO FUSIÓN
Londres, entre Niza e Insurgentes
Zona Rosa, México, D.F., MEXICO

































Martes de Pop en Cabaretito Fusión (3/3): Banda Sonora








No hay palabras – Litzy





Arrasando – Thalía






Mírame a los ojos – OV7





Dime que me amas – Jeans





Estoy por él – Jeans





Entre azul y buenas noches – Jeans






Casi al final – Kabah





Himno del Tito



Seducción – Talía





Sólo vivo para ti – Jeans





Muévelo – Fey