Seguro ya la vieron. Pero para los que no, pues no, no hay efectos especiales. Tampoco hay animación, ni coreografías ni producciones millonarias. Sólo hay una cámara, un equipo de iluminación, un fondo blanco, y un señor con facha de corredor de bienes raíces de Lomelín (la PC) con un güey frippiesón (la Mac) que con ayuda de algunos cuantas estrellas invitadas (por ejemplo, una japonesa que la hace de Cámara Digital) van poniendo sutil y deliciosamente en su lugar a la PC hasta que tienes unas ganas ridículas de ir a comprar cualquier Madre de Apple en el preciso momento en que acabas de ver el comercial.
Quién iba a decir que un comercial de tecnología daría una deliciosa prueba de simplicidad al mundo de los anuncios. Lo más fácil hubiera sido, no sé, hacer un close-up a los transistores de la Apple y ver muchos cables y chispitas y cosas así. Y en su lugar, hay toda una serie de anuncios que NO se apoyan directamente en información oscura, difusa o aspiracional sobre el producto, que SÍ presenta de una manera totalmente digerible información puntual sobre sus características, y que ADEMÁS se da el lujo de compararse de manera sútil y divertidísima contra su competidora. Como una cachetada con guante blanco a los que esconden con efectos especiales y producciones millonarias su falta de talento.
La otra vez estuve pensando en dónde me gustaría vivir una vez que la Tierra haya sido repartida entre Microsoft, Google y Apple. Obviamente deseché la
primera opción. Después de ver los anuncios, es muy probable que me decide por la tercera.